La verdad te hace libre. Esta es la premisa de partida sobre la que trato de construirme tanto a nivel personal como profesional y es a su vez lo que trato de trasladar a la gente que me rodea y a mis pacientes.
¿Hay una sola verdad? ¿Qué es la verdad? Estas preguntas sirven para ilustrar mi papel en la terapia. El mundo en el que vivimos, la sociedad que nos rodea, supone una “Verdad” sobre la que funcionar, pero simultáneamente cada uno posee y vive su propia percepción de la misma, la cual a veces produce sufrimiento, como en el caso de los pacientes que acuden a consulta. Yo trato de aportarle a esas verdades que me traen un nuevo enfoque, otro punto de vista. Las hago interaccionar consigo mismas, con mi versión de la verdad y con “La Verdad” más social, de manera que sus propias realidades puedan llegar a ser más adaptativas, que mejoren su calidad de vida.
A menudo, por ejemplo, unos padres no son capaces de comprender la realidad en la que vive su propio hijo y cómo, por tratar de hacerse comprender o de atraer al hijo a su visión del mundo, se está dañando su relación, la autoestima del niño o el bienestar de todos en casa. En una situación así podría considerarse que actúo como intérprete o mediador entre ambas visiones del mundo con el fin de lograr una cohesión que conlleve mejorar la salud de ambos, del hogar.
Esto mismo se puede percibir en otros casos, como en el daño autoinfligido por una visión demasiado distorsionada del mundo, ya sea por considerarse un fracaso académico “porque soy un vago, tonto, soy malo”, o incluso más estigmatizado aún, un fracaso de nacimiento “soy un tarado, un inutil”.
En casos así, como un buen oftalmólogo me ocupo de cambiar la graduación de las gafas del paciente para que pueda observarse a sí mismo y a su entorno sin tantos obstáculos o incluso se podría decir que le proporciono una linterna para comprobar que algunos rincones oscuros a los que les tenía miedo, en realidad no eran tan aterradores
Su implicación es muy grande a todos los niveles y como lo combina con tantas dosis de amor, me hace sentir, que no estamos solos y que una mejora grande es posible. Estoy aprendiendo a ser más paciente y a comprender que el tiempo y la calma son muy importantes para ver los resultados.