Con el paso del tiempo, en nuestro vocabulario cotidiano se ha ido introduciendo el término de regulación emocional. Actualmente, es común ver vídeos en las redes sociales en los que se dan tips de regulación emocional y tampoco es difícil escuchar en las conversaciones frases del tipo ?mi hijo esta desregulado?, ?me da miedo perder el control? ?me enveneno y pierdo los papeles?. Es decir, a veces ?no somos capaces de gestionar nuestras emociones? o de regularnos emocionalmente. Pero, ¿qué entendemos por desregulación emocional? Se puede definir como la falta de capacidad para cambiar nuestra sensibilidad a las señales emocionales y para modificar la respuesta emocional, comportamental, cognitiva, experiencial o fisiológica que surge ante esas señales emocionales. En otras palabras, es la incapacidad de mantener la calma ante un evento para poder decidir con claridad la respuesta al mismo. Nos hemos desregulado cuando, tras un suceso emocionalmente relevante, estamos muy seguro de hacer o decir algo, pero al pasar unos días y estar más calmados vemos que en realidad no era lo adecuado y que nuestra emoción no nos dejaba pensar con claridad. Entonces, ¿Qué sería la regulación emocional? Podríamos decir que la regulación emocional es el conjunto de intentos que hacemos las personas para influir sobre qué emociones tenemos, cuándo las tenemos, cómo las experimentamos y cómo las expresamos. Estos intentos pueden ser automáticos o controlados, es decir podemos ponerlos en marcha de manera voluntaria o que nuestra mente los active de manera inconsciente. ¿Cuándo podemos regularnos emocionalmente? Los intentos de regulación se pueden dar en varios momentos desde que procesamos un estímulo hasta que respondemos emocionalmente a él. Tomaremos como referencia el modelo explicativo de Gross, según el cual se proponen cinco áreas de trabajo en las que podemos regularnos emocionalmente (A-E): Tomando como ejemplo la situación de María, que comenta: ?mi hijo pequeño me desespera porque no se levanta de la cama por las mañanas?. Veremos qué opciones o en qué momentos puede regularse emocionalmente María:
- La regulación A tiene que ver con trabajar sobre nuestra sensibilidad emocional, cómo de sensibles somos a las señales emocionales del contexto. El ser más o menos reactivos emocionalmente conlleva el exponernos a más o menos situaciones emocionalmente intensas.
- La regulación B implica trabajar con las situaciones emocionales en sí mismas, cuánto y de qué manera nos exponemos a situaciones potencialmente desreguladoras.
- La regulación C es la que se aplicaría cuando nos hemos expuesto a una situación emocional y empezamos a sentir una reacción emocional de baja magnitud.
- La regulación D entra en juego cuando lo que pasa es tan grave para ti que se experimenta una reacción emocional muy alta y las estrategias de antes, como puede ser focalizarse en la respiración, ya no funcionan.
- La regulación E merece una mención especial, ya que se refiere a las consecuencias de no haber podido regularnos emocionalmente en las anteriores fases del proceso.